febrero 19, 2009

Hay algunas personas que son su sombra, y si se entristecen pasan a ser un humo negro espeso que no deja respirar. Esos torbellinos de humores oscuros a veces no hay sol que los ilumine, se chupan las luminancias, la claridad se pierde en tanta oscuridad. No hay palabra bonita que los alegre, que aliviane su dolor. Pareciera que compartir una lágrima sea su única recompensa pero no hablemos de abrazos y apretujones fuertes, de pedir por favor una sonrisa al oído, o darle un susto por detrás.
Los domingos de soledad y tristeza se presentan en el calendario. "Solo salgo de casa después de las 10 de la noche" y así lamentan el sol no visto, el día no aprovechado, el no recurrente de no haber hecho por no hacer.
Yo creo que dos y dos son cuatro, pero no niego que el cinco quizá se esconda en algún lado, hay ojos que pueden verlo mas que al cuatro.
La pared, eterno cubículo de encierro. Te doy mi mano sombra negra, te doy mi todo ser de humo, te doy mi vida y mi contento con tal de cambiar el cuento de camino negro. Haste hoy ser de enojo y tristeza un lugarcito en el encierro.


aunque la Virgen sea blanca, píntame angelitos negros

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