Las fronteras del sentir no se pueden medir ni juzgar, son simples acciones disparadas sin el fluir de la razón. Los prejuicios no tienen fichas por jugar y las palabras son enemigas de la indiferencia. Las miradas y los gestos contemplan los recuerdos en el brillo de guiños complices, ocultando la sonrisa avergonzada.
Ellos cruzan corriendo en pleno vuelo las fronteras y se mezclan en el elixir del placer. Los sabores se complican y un pensamiento que se escapa a fumar el viento revela ilusiones del anochecer. Dan vueltas al mundo en el soñar de algun trabajador; los inquilinos del asfalto se asombran ante tanto brillo de la noche y una vez mas los creen locos por mirar con lujuria el dibujo de los hacedores de fronteras.
Esas fronteras que cruzan, hacen y deshacen, no son más que las rutas que señalan sus manos en cada caricia y anhelan recorrer. el relato es corto, es pura imaginación de la niña que hoy durmió y en sueños relató su fantasía de amor. Él existe, las miradas y los gestos también, las palabras son quienes se rehusan a transformar los vuelos en realidad.
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1 comentario:
...
buenisimo ¿?
lu
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