Hoy

El dolor te cambió la indentidad, la cara para algunos.
No te robó la alegria, pero te desarma en lagrimas.
Te volvió mas blanda, mas dura, que contradicción. Te llenó de dudas, te despejó de muchas para darle paso a la resignación, esa que no se muestra frente a la ignorancia, porque sabes quien sos, y necesitas mirar a los ojos.
Te rodea de impotencia, de esa que arranca calendarios y te hace patear el camino de muchos en una sola dirección.
Contra la gravedad gubernamental te levantas todas las mañanas y lees el diario con la rebeldia del que pregunta porque. Por eso, hoy seguis pateando la misma dirección, con la esperanza de encontrar una bienvenida y no un adios.